Tarde de transistores, de alegrías y de llantos

Y que última jornada la vivida el sábado. ¿Qué también se jugaba un Barça-Madrid? Ah pues sí, también, pero el misticismo de la tarde villabajera fue tal, que superó con creces lo jamás vivido en una Liga proniana.

En esa tarde de sábado, no solo se jugaba el primer puesto (que no es poco), sino las posiciones finales de muchos equipos que estaban en el aire. Rubén Houllier, Membri Benítez y Vela Roeder se jugaban escalar posiciones, Pepo Wenger y Jose Mancini, un pulso mano a mano por una cuarta plaza y finalmente, Fede Sánchez Flores, Juste “Kumadra” Rijkaard y Ortensi Ferguson, la posición final en el podium de esta, tan nuestra y tan vuestra, Liga Villabajo Vol. II. (Artículo de Orto)

En un principio de acuerdo verbal y si más no, de necesidad de cara al espectáculo y a la emoción de un final vibrante, los tres partidos de los tres primeros se iban a jugar al final. No contaba la dirección de Villabajo con las malas relaciones entreabiertas entre el Milán y la cúpula directiva, venidas de lejos por aquél partido dado por perdido al entonces mister, Pablo Ancelotti. Total que el partido se jugó antes, demasiado antes de lo esperado (para el corazón de Orto Ferguson). El escenario, invitaba a no dejar de soñar, el “Teatro de los sueños” acogió a la hinchada inglesa sedienta de goles, al menos y puestos en lo peor, acabar la Liga con la cabeza bien alta y vaya que sí, “bonito cuello de cisne!!” le gritaron a Rooney sus “hooligans” y es que el niño malo de Liverpool le endosó un hat-trick al conjunto italiano, alzando la mano y señalando el cielo, ese mismo cielo que pocas horas mas tarde, tocaría con sus propias manos.
El resultado final era lo de menos, el United ganó bien, sobrado incluso diría yo, asestó una manita al conjunto de Lombardía y esperó, en el mismo césped, junto a su gente, radios y transistores en mano, sentada en la grada, el comienzo de la jornada futbolera que les depararía, una alegría inigualable. La faena, estaba hecha.

Y sin salir de las islas, de Manchester a Londres, dónde el partido del “récord” estaba a punto de comenzar. Récord de victorias seguidas, récord de cruces de declaraciones, récord de goles en idas y venidas y récord de aplausos, esos mismos aplausos que despertó Pepo Wenger al anotar el gol que el empate y que entonaba en un “jódase Jose Mancini, yo he quedado por delante de usted” (o al menos eso me pareció a mi). Y es que el mister de los interistas, celebraba desde Barcelona cada gol marcado por el Psg, haciéndose suya la afrenta personal a Pepo, señalándole con el dedo de la desconcentración y de la pillería y al querer meter el miedo en el cuerpo de un Arsene Saperas que al final, se conformó con el empate que le valía, para que su Arsenal quedará en una digna 4ª posición. Yo insisto en que la tarde gloriosa de Jose y su Inter, no había hecho nada más que empezar.

Aún coleteaba en la radio el empate entre “gunners” y franceses, cuando Newcastle, Liverpool y Lyón, en partidos diferentes, claro, se iban a jugar las tres posiciones siguientes. En el Stade de Gerland, se respiraba aroma de triunfalismo, de victoria, de proeza, dado que empezar la Liga siendo el 16º y estar peleando por una 6ª plaza, era digno de mención. A priori era el que mejor lo tenía, ganar al colista y alcanzar una zona UEFA y mirar hacia el futuro con aire optimista. Y así fue, victoria francesa, sin sobresaltos, sobando un poco la pelota y evitando sustos tontos, que le privarían de una meritoria 6ª posición. Pero claro, como he dicho antes, fue la tarde de las ondas radiofónicas, que llegaban a grandes masas desde Newcastle y Liverpool.

Vela Roeder se había desecho de un poco correoso At.Madrid, que tuvo la oportunidad de apretar un poco el marcador pero (y para mí fue uno de los momentos de la tarde) le traicionó la cabeza, decidió despistarse, le vino una pájara, (traducida en el momento el cuál Sergi se gira mirando hacia atrás, esperando algo, con una sonrisa en su cara y porque no, también en su corazón) y el Newcastle le remató con un gol que le dio a las urracas el empujoncito que necesitaban para finiquitar el partido y esperar noticias de Liverpool y Lyón.

Lo mismo pasó en Anfield, bueno lo mismo lo mismo no. El Liverpool sufrió lo habido y por haber, le acompañó la suerte y la magia-talento-potra goleadora de mi tan querido y admirado Peter Crouch. En 10 minutos, el espigado delantero “red”, anotó los dos goles de la remontada, que dejaban al Liverpool con las opciones intactas a esa 6ª plaza. El desenlace por eso, pudo ser dramático, de no haber ganado, los de Membri Benítez se hubieran vistos superado por Madrid y Bayern. Así que visto lo visto, se puede dar por satisfecho.

Y en ese preciso momento, Old Trafford enmudeció, iba a dar comienzo la primera de las dos premisas necesarias para que los ingleses se hicieran con el campeonato. El Nou Camp era un mar de banderas y colores (y no lo digo yo, lo dice Iñaki Cano oiga…) Los golpes iban llegando uno tras otro, ocasión de Eto’o, a las nubes, el Inter que llega, pero no define, y así sucesivamente hasta que un sueco amarró el balón a la bota y soltó un dardo envenenado que fue a parar al fondo de la red, un dardo que se clavó en el corazón de la Kumadra, veía por momentos como se le escapaba el alirón y unas voces de júbilo lejanas, muy lejanas, llegaban incluso a oírse por encima de Barcelona, voces con acento inglés. Siguió el partido y al Barça le llegó su oportunidad, penal a favor, en ese momento todos y cada uno de los allí presentes, recordaron en voz baja una palabra: axioma. Pero Julio César dijo no, atajó el penal y volvió a encender la mecha de un petardo que le estallaría a la petita Kumadra en las manos. Zlatan hizo el segundo, Jose reía, Juste agonizaba y…..y Orto Ferguson (que le había cogido el penal en el lavabo) levantaba los brazos y empezaba a ver un poco de luz, solo un poco de luz, al final del túnel. Finalmente marcó el Barça, si, pero un poco tarde, el empate no le valía y…Jose Mancini se sentía vencedor. Dicen los rumores que Zlatan ha enviado las botas de ese partido a Manchester, por lo que se comenta, serán expuestas en el museo del United, entre las de Bobby Charlton y George Best.

Y como el Pro es tan dichoso y la vida esta llena de coincidencias, Barramovich tenía en sus manos la ilusión y la gloria de un hombre, el hombre al cuál le había levantado una Liga vilmente. No se si fue la necesidad de devolver un favor, si las ganas del Chelsea de terminar la Liga como lo que fue, un campeón, o si el Valencia se vio sucumbido ante tanta presión, pero la cuestión es que los “blues” jugaron un partido, digno para el recuerdo villabajero. Ayudado por el Valencia, que aportó todo lo que ha demostrado, su marcado y decidido juego ofensivo, sus ganas de crear juego y no de deshacerlo, etc.…fue un partido digno de presenciar. Pronto marcó el Chelsea, un jugadón de Robben lo materializó el héroe de la noche, Drogba, sí…el 11.

El axioma se iba haciendo añicos poco a poco, más aun cuando Sheva puso el 2-0 en el luminoso, todos empezaban a creer incluso el United, saltando por el campo y golpeando paredes, Orto Ferguson empezaba a creer en ese 14%, esa efímera cifra jamás se había convertido en algo tan grande. El Valencia recortó distancias, el ¡uy! se escuchó por unos momentos, pero los minutos pasaban y el empate a los chés no les valía. Entonces un marfileño quiso escribir con letras de oro su nombre en los anales de la historia, recibiendo una falta por detrás desleal, que lo dejó cojo y dolorido, sentado en la camilla gritaba hacia su banquillo, ¡no me saques Barra, no me saques!, y Barramovich no lo hizo, le dio una palmadita en la espalda y le susurró en la oreja: “cómetelos Didier”. Lo hizo, joder que si lo hizo, en la primera que tuvo, se giró en la frontal y ajustó un derechazo al fondo de la red. Gol del herido, gol del lesionado, gol de Drogba y….punto y final. En ese mismo instante, un zagal de apenas 4 años, sentado en el regazo de su progenitor, señalaba con el índice a un jugador, al dorsal 11, al instante su padre le dijo bajo en el oído: “sí hijo sí, ese es un llamado héroe”.
Silbó el colegiado, ganó el Chelsea, con la conciencia tranquila de haberle dado al César lo que un día le quitó. Ganó el Inter, subiendo a Zlatan a lo más alto junto a Drogba y junto él escribir uno de los finales de Liga mas bonitos jamás recordado. Y por último, ganó el United, Ortencio Ferguson, aquél cántaro que tanto y tanto bajo a la fuente que al final…que al final y después de X ligas consiguió levantar una, entonar el alirón y…desquitarse de viejos y nuevos fantasmas.

Pd: Soy duro pero soy justo. Rememorando frases pasadas, diré que justo es que el vigente campeón aguante una temporada mas, solo una, para dar la oportunidad al resto de pelear la Liga.

Pd2: En breve se podrá votar al mejor 11 y alguna que otra novedad que se irán poniendo en la Web.

Pd3: Un saludo y un abrazo a todos, en especial a Fede y Juste, grandes entre los grandes, hubiesen sido también unos muy justos vencedores.

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